Antero de Quental

18 de abril de 1842 (Azores, Portugal) – 11 de septiembre de 1891 (Azores, Portugal)

Con una de nuestras Suites Junior, equipada con cama doble o dos camas individuales, balcón y vistas a la piscina, rendimos homenaje a Antero de Quental en  Torel Palace Porto, nuestro hotel de lujo en el centro de Oporto. Ubicada en la segunda planta, la suite fue decorada por la diseñadora Isabel de Sá Nogueira, quien optó por una paleta de colores claros y un estilo minimalista. El retrato del autor es obra del pintor Jorge Curval.

El cubo espejado, situado en el centro de la suite, le confiere luminosidad y grandeza.

Antero de Quental - Torel Palace Porto
Antero de Quental - Torel Palace Porto
Antero de Quental - Torel Palace Porto
Antero de Quental - Torel Palace Porto

Acerca de...

Antero Tarquínio de Quental fue un escritor y poeta portugués del siglo XIX.

Antero de Quental - Torel Palace Porto

Algunas de sus obras principales:

Sonetos de Antero (1861)
Beatrice y Fiat Lux (1863)
Odras modernas (1865)
Sonetos completos (1886)

«¡Hay que caminar sobre las ruinas / como quien pisa un suelo de flores!» – Sonetos de Antero, Antero de Quental.

Se dedicó a la poesía, la filosofía y la política durante toda su vida.

Estudiante de Derecho, Antero fue un firme defensor de la libertad de pensamiento y de la justicia social. A lo largo de su vida viajó por Portugal, Francia, Canadá y Estados Unidos.

El escritor fue amigo de Eça de Queiroz y de Oliveira Martins, y los inicios de su carrera literaria estuvieron en parte influenciados por Alexandre Herculano.

Antero se trasladó en septiembre de 1881 a Vila do Conde por motivos de salud, donde permaneció durante diez años, un período que él mismo consideró el mejor de su vida. En homenaje a esta etapa, en 1995 se fundó en la ciudad el «Centro de Estudios Anterianos».

El poeta padecía trastorno bipolar, lo que lo llevó a quitarse la vida a los 49 años con un disparo en la cabeza, en su ciudad natal, junto al Convento de Nossa Senhora da Esperança. Poco antes, en mayo de ese mismo año, dejó una carta autobiográfica en la que escribió:

«Moriré, tras una vida moralmente agitada y dolorosa, en la placidez de los pensamientos tan cercanos a las aspiraciones más íntimas del alma humana y, como decían los antiguos, en la paz del Señor. Eso espero».